martes, 1 de julio de 2014

DEL LIZARD AL LONDON
 (2ª parte)
Luigi Dall’ Ava
Italia Ornitológica 1991.

El Lizard posee un gen que se opone a la formación de la melanina.
Investigaciones posteriores me demostraron que esta decoloración era de origen genético, es decir causada por un factor  bloqueante de la acción de los melanóforos, y que el gen se encontraba en el interior de los folículos, por lo que solo el Lizard, que tiene la piel clara puede evolucionar hacia un London, y la acción del gen está a su vez subordinada a la acción de otro gen “temporizador” que determina el momento de la acción.

El gen depigmentante entra en acción solo durante la muda porque es controlado por otro gen.
         Si el gen temporizador está desestabilizado, la depigmen-tación  se puede anticipar en el tiempo y los ejemplares serán más claros antes de la primera muda y solo la punta de las alas y de la cola permanecerán negras.
         La despigmentación siempre comienza en el borde de las plumas y continúa hacia el centro, a modo de circunvalación y se realiza preferentemente en la mitad superior de las plumas, por lo que por debajo permanecen oscuras.
         La despigmentación está rigurosamente localizada. De hecho el pico, las patas y los ojos siguen siendo negros. Se manifiesta con la primera muda y cada pluma que cae se sustituye por otra más clara, dependiendo del grado de despigmentación.
         Al inicio la despigmentación es débil, pero se refuerza con adecuados emparejamientos selectivos. Por comodidad he subdividido en cuatro fases o grados la disminución cuantitativa de la pigmentación oscura: en el grado I hay una reducción del 25%, en el II del 50%, en el III del 75% y en el IV del 100%.
         Cuando un ejemplar ha alcanzado el grado IV es un London a todos los efectos, independientemente de todos los defectos que pueda tener.
         Una raza se diferencia de otras por sus características peculiares. En el London prima la despigmentación, y el resto, como la forma, la talla… son solo un complemento de la característica principal.
Observaciones sobre otras formas de despigmentación
         Mientras estamos hablando del tema de la despigmentación, me parece interesante hablar de otras formas que he seguido con mucha atención.       
         Hace algunos años adquirí en una exposición dos hembras (hermanas) bronce intenso, con escamas como los Lizards. Asombrado y lleno de curiosidad he intentado emparejar estas hembras con machos de las mismas características para poder analizar los resultados. Pero todo ha sido en vano pues no encontré machos con esas características.
         En primavera, con la intención de acentuar las escamas, he echado las hembras con un macho Lizard de fondo rojo. Del cruce salieron varios ejemplares con el aspecto de broces normales, sin ninguna señal de despigmentación. Las dos hembras, durante la muda volvieron a su aspecto normal.
¿Cómo interpretar este suceso? ¿Ha podido ser debido a una causa genética o a algún desorden temporal de tipo alimenticio u hormonal?
A veces las plumas pueden aparecer con los extremos despigmentados que se vuelven normales después de la muda. Aunque este caso suele ser temporal, posiblemente sea debido a un atraso en la actividad de los melanóforos respecto a la construcción de la pluma.
Otros signos de escamas son evidentes en ciertas razas inglesas de gran talla, incluso en el Gloster. En este caso la despigmentación es de origen genético, pero estable, y no varía como en el London.
Después de este paréntesis volvemos a la historia del London, en el punto en el que asentados los principios de base, es necesario confrontar la teoría con la práctica.
El London se pudo producir de dos maneras diferentes.
         Se vislumbraba ahora un buen dilema: debemos elegir entre dos posibilidades. Una llevaba a la inestabilidad del factor despigmentante; la otra, por el contrario al aumento de su actividad. ¿Cuál era el camino correcto?
         La primera vía es rápida y segura pero está impregnada y llena de consecuencias no deseadas; la otra es lenta e incierta, pero sin efectos colaterales.
         Al principio yo escogí la primera para abreviar en el tiempo, después he ido a la otra para corregir los aspectos negativos y ha sido una sabia decisión.

Primera vía para inducir a la despigmentación.
        No descenderé a los detalles de todo el proceso que he seguido y que nadie debe seguir. Ahora tengo los canarios despigmentados y no veo la necesidad de comenzar desde cero en un trabajo tan poco gratificante, considerando que para obtener los primeros despigmentados he tenido que dedicar varios años, seleccionar entre cientos de ejemplares para llegar a seleccionar unos 5 ejemplares.
         Posiblemente explicaré en un futuro próximo con detalle el proceso que seguí, no solo para satisfacer la curiosidad de algunos, sino también para dar la posibilidad a algún valeroso criador de intentar esta primera vía.
Una búsqueda con mucho trabajo.
        Esta búsqueda comenzó en la segunda mitad de los años 70 (no recuerdo exactamente el año). Decidí comenzar esta aventura, vaciando las jaulas de todos los animales ajenos a este experimento, para tener todo el espacio posible para él.
         Siguieron años de cruzamiento y selección, divididos entre la esperanza y la incertidumbre y, finalmente, llegaron los primeros despigmentados. Después de dos años, inesperadamente, una pareja me dio seis London, de tipo mosaico tan despigmentados que eran casi blancos.
         Los canarios no eran perfectos, de hecho, aquí y allá persistía  melanina residual, pero uno era uniforme: tenía un blanco velo cubierto  por un gris residual. Este era su aspecto  cuando estaba en reposo, pero cuando tenía el plumaje descompuesto o se le soplaba,  se notaba el oscuro de la subpluma.
         Los viejos deseos se hacían realidad; diseño conseguido  para nuestros pequeños amigos ya tenía una línea bien definida, todavía necesitaba algunos ajustes, añadir otros colores y el trabajo estaba hecho, ya podía dormir satisfecho... ¡Pero la fatalidad estaba al acecho!
         En ese momento, tenía mucho trabajo y solté a todos los canarios en una voladera exterior, como lo había hecho anteriormente  sin consecuencias: ¡fue una decisión imprudente que me costó muy caro!
         De repente comenzó una violenta infección que afectó a mi criadero sin piedad. Los canarios morían con graves síntomas respiratorios y no conocía la causa del mal, que era rebelde a cualquier tratamiento. Resultó ser un ataque de viruela del que sobrevivieron muy pocos ejemplares, tan pocos que se podían contar con los dedos de una mano.
         Tres años más tarde, cuando reconstruí un próspero criadero de acuerdo con el mismo proyecto, el destino me guardaba otra amarga experiencia, la vacuna mortal  del 88, ¡una experiencia  como una terrible pesadilla que es mejor olvidar!
         El trabajo comenzó, con bastante desanimo, por tercera vez. Si el trabajo no hubiese fracasado por la mala suerte el London ya sería una realidad. Las posiciones han vuelto a ser conseguidas, el London aún no ha aparecido, pero está a punto de hacerlo, todo depende de las circunstancias.
         Lo que más me sorprende es la reacción de los que ven a los canarios despigmentados por primera vez. Incluso los expertos quedan perplejos e incrédulos, luego levantan los hombros y dicen: ¡es una tentativa! Está claro que les gustaría ver en los precursores, un prototipo ya perfecto, pero no puede ser así, de lo contrario no serían precursores. Me pregunto: ¿es  realmente tan difícil de entender que si es un éxito una despigmentación de 25%, del 50%, o del 7 5%, también es posible la del l00%!
         La despigmentación no es similar a una mutación que aparece de improviso y ya está completa en su modo de ser y actuar. El London se construye gradualmente por la suma de caracteres similares, y funciona como un Lizard modificado.

La despigmentación aumenta con cada empa-rejamiento hasta que se convierte en irreversible.
         La despigmentación es libre e imprevisible; podríamos compararla con una avalancha que se precipita y va aumentando constantemente su volumen. Ciertamente sigue su lógica, pero al igual que una avalancha puede adquirir de improviso unas proporciones inesperadas, solo el Lizard puede pararla.
         Me viene a la cabeza la consideración de un experto inglés aparecida hace algunos años en G.d.U. Comparaba al Lizard y al London con dos trenes con un recorrido paralelo; la definición más exacta, a mi parecer, sería la de dos trenes en la misma vía pero con direcciones opuestas. El Lizard posee una marcha atrás, el London puede retroceder en los primeros estadios. El Lizard puede transformarse en un London, el London nunca puede llegar a ser un Lizard.
         Si la despigmentación es similar a una avalancha o a un tren ¿en qué momento se parará? El antiguo London de hace muchos años, ¿era el estado terminal o el proceso aún podría continuar?
         Aún me hago algunas preguntas simplemente por curiosidad. La subpluma del London tiende hacia el negro. Pero qué sucederá con el emparejamiento de dos London: ¿la despigmentación se detendrá o progresará hasta la total desaparición del negro de la subpluma?
Luigi Dall'Ava

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